miércoles, julio 24, 2024
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Conozca a los colombianos que le escribieron una carta a Gustavo Petro

Dos amas de casa, una empleada doméstica, una artesana, una que prepara empanadas y papas rellenas, y un fontanero, de entre 42 y 61 años, son los colombianos que en Villavicencio le entregaron al presidente Gustavo Petro la carta en la que le expresan su decisión de “aceptar el reto de cambiar nuestra historia” aprendiendo a leer y escribir.

Ellos hacen parte de los colombianos que tuvieron una infancia trabajando en fincas, ordeñando vacas, limpiando cocheras, cultivando alimentos y lejos de las escuelas, labor que les impidió aprender a leer y escribir. En la actualidad, son 1.500 personas que están en el programa de alfabetización ‘Yo sí puedo’ que adelanta la Alcaldía de Villavicencio.

Rubiela García, de 51 años, dice que de niña vivía en una finca en la vereda Samaria de Villavicencio, la escuela quedaba muy lejos, cómo a dos horas de camino, y tenía que ocuparse en los oficios de la casa ordeñando la vaca, lavando los corrales de los marranos y cargando carbón, lo que le impidió aprender a leer y escribir. Hoy es una ama de casa, vive con su esposo, un maestro de construcción que actualmente está sin trabajo, mientras que sus tres hijos mayores de edad ya formaron sus hogares.

Su compañera de aula, María Hilda Mendoza, de 61 años, cuenta que nació en Viotá (Cundinamarca) y como sus padres no se entendieron quedó a cargo de sus abuelos que tampoco la pusieron a estudiar porque la escuela quedaba muy retirada de la finca donde vivían y apenas estuvo medio año en la escuela. Está separada y vive con los dos de sus tres hijos: el hombre trabaja como conductor de una grúa y la niña es especial.

En el pupitre de enseguida está Martha Isabel Peña Mendoza, de 43 años, soltera, vive con la mamá, ha hecho cursos en el Sena de manualidades en papel periódico, manillas y panadería, obras que de ves en cuando le encargan.

Floralba González, de 55 años, es de Cimitarra (Santander) y los papás la pusieron a trabajar cuando niña, por eso no aprendió a leer y escribir. Tiene tres hijos y vive con el menor de 14 años, trabaja en casas de familia y considera que aprender a leer y escribir le va a permitir a ella y a su hijo a salir adelante.

En clase también está Elda Hernández, 42 años, que tiene dificultades de comunicación verbal, vive con la mamá y una tía, ella les ayuda levantándose desde las 3:00 de la mañana a preparar las empandas y papas rellenas que venden en las calles.

Alirio Durán, 49 años, nació en Sogamoso (Boyacá), es el fontanero del barrio Villas del Ocoa y en ocasiones trabaja arreglando jardines en conjuntos residenciales. “Mi mamá no me dio estudio y me echó de la casa y me tocó en la calle defenderme solito y así vive hoy, solo.

A este grupo de estudiantes les enseña la profesora Yaki Rodríguez, en la caseta comunal del barrio Villas del Ocoa, en Ciudad Porfía. Las clases de matemáticas, español, tecnología, artes, sociales, ciencias naturales y emprendimiento son los lunes, martes, miércoles y jueves, de 9:00 a 11:00 de la mañana.

Fuente: El Tiempo