Sara Seymour es una de las docentes involucradas.

Sara Seymour es una de las docentes involucradas.© Proporcionado por Semana

 

Este pasado viernes, 28 de abril, se ha dado a conocer una noticia que ha conmocionado al estado de Indiana, en Estados Unidos. Dos docentes de una escuela primaria se enfrentan a cargos criminales por haber obligado a un menor de siete años, con capacidades especiales, a comer su propio vómito.

La profesora titular identificada como Sara Seymour, de 27 años, y su ayudante Julie Taylor, de 48 años, habrían obligado al menor a comer su propio vómito en la cafetería de la escuela el pasado mes de febrero, según informó el Departamento de Policía de Brownsburg, encargado de llevar a cabo la investigación.

De acuerdo con la entidad judicial, Seymour habría manifestado al menor que si vomitaba, tendría que comer lo que había devuelto. Al notar que el menor estaba a punto de vomitar, Taylor le pasó un recipiente para que pudiera hacerlo, mientras que Debra Kanipe, profesora auxiliar de 63 años, le dio una cucharada para que consumiera los residuos.

 

El Departamento de Policía de Brownsburg indicó que Seymour y Kanipe se posicionaron a cada lado para percatarse de que el menor consumiera una porción de lo que había vomitado.

 

Posteriormente, se le pidió al menor que limpiara el resto con toallas de papel. La investigación se ha visto fortalecida con un video que corrobora la versión de los hechos y que ha permitido avanzar en la investigación.

Además, se ha informado que otros profesores se encuentran bajo investigación, como Kristen Mitchell, auxiliar docente de 38 años, y Megan King, quien estaba contratada por un tercero.

El Distrito Escolar de Brownsburg emitió un comunicado en el que señaló que las personas involucradas están en el proceso de terminación de contratos, y expresó su consternación por lo ocurrido.

Por su parte, Seymour y Kanipe fueron acusadas de delitos de negligencia de un dependiente de nivel 6. Mientras que Taylor, King y Mitchell fueron acusados por no informar la situación y no reportar el delito menor de clase B.

Este lamentable suceso ha generado una gran indignación y ha puesto en alerta a las autoridades educativas sobre la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad y garantizar la protección de los menores en las escuelas.