martes, julio 23, 2024
Judicial

La historia de una patrullera de la Policía muerta en extrañas circunstancias

 

Este es un caso inusual que relata la muerte de la subintendente Anlly Lorena Pérez. Las pruebas indican que podría tratarse de un feminicidio, pero posteriormente se consideró un homicidio y ahora se está apuntando a un posible caso de suicidio.

Las pruebas revelan que Pérez no se disparó, la escena fue manipulada, se encontraron rastros de semen en su cuerpo y no se encontraron indicios de tendencias suicidas. Sin embargo, el caso está a punto de ser cerrado.

La investigación sobre la muerte de la subteniente Anlly Lorena Pérez comenzó confusa. Ni los policías que la encontraron agonizando después de recibir un disparo en la cabeza supieron cómo proceder, ni se han tenido en cuenta pruebas determinantes que apuntan a un posible asesinato. Por el contrario, el caso inicialmente fue tratado como un feminicidio, luego se consideró un homicidio y finalmente se está a punto de ser cerrado como un suicidio.

Mientras tanto, su ex pareja, quien es el principal sospechoso, está buscando reclamar la pensión de sobrevivencia. En mayo de 2020, Anlly y su pareja, el subintendente Jair Orozco, vivían en el barrio Santa Catalina de Sincelejo. A las 5:30 de la tarde, los patrulleros Juan Arrieta y Julio Lalinde recibieron una llamada para acudir de inmediato a esa casa. Al llegar, encontraron a Orozco llorando y pidiendo ayuda en la sala.

En una de las habitaciones, encontraron a la joven en el suelo, entre la cama y la pared, rodeada de un charco de sangre. A su lado, había una pistola SIG Sauer (propiedad de la policía) con su cargador y un martillo en la parte posterior de su cabeza. El subteniente afirmó que ella se había suicidado. Anlly Lorena Pérez aún tenía signos vitales, por lo que fue llevada en una patrulla al Hospital Universitario de Sincelejo, donde falleció.

– Foto: Suministrado a Semana API

 

En un informe presentado por los patrulleros, reconocen que no sabían si debían arrestarlo, lo cual fue un error inicial. «Nos comunicamos con el fiscal Hermes Vanegas, para informarle sobre lo ocurrido y si era viable realizar una captura; él manifestó que sí. Sin embargo, al tratarse de un homicidio, debíamos comunicarnos con la fiscal 23 seccional, Soraya Díaz, quien por el contrario, dijo que no era posible». En otro documento, uno de los policías admite haber manipulado la escena y haberse llevado el arma de fuego con la que supuestamente la oficial se disparó.

Además, el informe de Medicina Legal, que examina los niveles de residuos de pólvora en el cuerpo cuando se dispara un arma de fuego, indica que «no se detectaron residuos compatibles con disparos en el hisopo recolectado de ambas manos». Las manos de Anlly no presentaban rastros de pólvora. Entonces ¿Quién disparó?

 

El informe pericial psicológico realizado por Medicina Legal reveló que Anlly no mostraba tendencias suicidas, y en las pruebas técnicas se encontraron rastros de semen y hematomas en los dedos de sus manos. SEMANA ha obtenido información sobre la versión proporcionada por el subintendente Orozco, quien afirmó que su pareja se volvió violenta después de recibir una llamada de una mujer llamada Katherine. Orozco relató: «Ella metió la mano debajo de la colcha y agarró la pistola, y me dijo: ‘Ahora sí me vas a decir qué está pasando con esa mujer’. Yo le dije que no tenía nada que ver con ella».

El incidente ocurrió en la residencia de la mujer, ubicada en el barrio Santa Catalina de Sincelejo. Según Orozco, su pareja accionó el arma dos veces hacia el colchón, pero no disparó. Luego levantó el arma y escuchó un disparo, momento en el que ella cayó boca arriba. «Cuando la vi, estaba tirada en el suelo, agonizando», declaró Orozco.

Ahora, tres años después de la muerte, la Fiscalía ha solicitado el cierre del caso, mientras que Orozco continúa en servicio activo en la Policía y está realizando gestiones para reclamar la pensión como pareja de la difunta. Por su parte, la familia de Anlly recuerda las palabras del conductor de Anlly, el también subintendente Anselmo José Palencia, quien en su declaración mencionó una frase que la difunta le había contado que Orozco solía repetir: «Si no es mía, no es de nadie».

María José Santisteban

Historiadora del arte y escritora freelancer. ''Me gusta interactuar con personas que piensan distinto a mí y me dan la oportunidad de ampliar mi perspectiva''. ''Soy defensora de la diversidad y la sostenibilidad ambiental''.